domingo, 3 de enero de 2010

Tras largos siglos de asedio incansable por su hermoso marfil, los pocos más de 30.000 ejemplares que quedan en libertad, ven reducido tanto su número como su territorio por el avance del hombre invadiendo sus territorios.

El elefante asiático ocupaba un amplio territorio que se extendía desde Siria hasta China, pero hoy en día todo se reduce al sureste asiático. Se necesitan urgentes medidas para la conservación de ejemplares libres, ya que el número de elefantes domesticados cada día crece más, existen unos 16.000 en Asia y 1.500 entre Europa y Norte América. Su extinción es una muerte anunciada desde hace años, en la actualidad desaparecen más del seis por ciento de la población por conflictos con el hombre por el territorio.
El hombre siempre ha utilizado al elefante como animal de carga o como atracción turística, de ahí la cantidad de plantígrados domesticados. La población humana que vive en el mismo territorio, alcanza ya el veinte por ciento de la población mundial y crece cada año un uno por ciento, esto lleva no sólo a la invasión continuada y creciente de los territorios que llevan ocupando los elefantes desde tiempos inmemoriables, sino que también se destruyen los corredores naturales que los elefantes utilizan en la búsqueda de agua y alimentos, dichos corredores son auténticos pasillos migratorios para la vida de éstos animales.

Los altercados entre los elefantes y los hombres se suceden a diario por la lucha por el territorio de tal forma que cada año mueren por un lado unas 300 personas y por otro estos hermosos ejemplares. Los elefantes avanzan arrasando cultivos, poblados y destrozan todo lo que encuentran a su paso, así que el hombre se defiende envenenando los cultivos, realizando todo tipo de trampas y batidas con tal de expulsarlos de los únicos recursos que tienen para sobrevivir, todo ello ante la pasividad administrativa de sus gobiernos.
La triste realidad es que el elefante asiático se encuentra en una situación muy crítica, sólo un cinco por ciento del territorio que ocupaba desde siempre, se encuentra en optimas condiciones. A principios del S. XX ocupaba nueve millones de kilómetros cuadrados y en la actualidad tan sólo le queda medio millón. Lamentablemente las causas del problema son siempre las mismas: sobreexplotación forestal e ilegal y la transformación de las selvas en campos de cultivo, curiosamente para campos de palma, de dónde se saca el aceite tan demandado para cosmética, detergentes, conservas y cocina, un aceite muy barato y muy, pero que muy perjudicial para la salud, ese que ahora están empezando a prohibir en EEUU por las grasas trans que se cobran tantas vidas al año.

WWF Adena, lucha con los responsables de las plantaciones y de las explotaciones forestales para la conservación y restauración de los corredores de libre tránsito que suponen la renovación y continuidad de la vida de los elefantes, corredores que comparten por ejemplo en la isla de Borneo, con otros animales como el orangután, el oso malayo o la pantera nebulosa.

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