martes, 5 de enero de 2010


El CUERVO es la especie más difundida de todas las que integran la familia de los córvidos. Se halla disperso en casi toda Europa y en gran parte de Asia, y es muy común en América del Norte, hasta México. En las regiones septentrionales de Siberia y Escandinavia, en las islas Feroe y en Islandia no son raros los cuervos con manchas blancas. Es sedentario en casi toda su área de dispersión. En la Península Ibérica, Baleares e incluso Canarias se conoce en todas las regiones y se han descrito varias subespecies.

En general, se establece en los montes, los extensos bosques de árboles altos y las costas marinas escarpadas, donde tiene la seguridad de que no será molestado. En Rusia y Siberia no teme al hombre, hasta el punto de que penetra en los poblados, deambula por las calles e incluso nidifica en los campanarios. En las zonas mencionadas rara vez forma bandadas numerosas, y hasta resultan ya poco comunes grupos de más de seis individuos.

Comportamiento:
El cuervo vive casi siempre en parejas, incluso en invierno. Si por casualidad se encuentran dos parejas, vuelan juntas durante cierto tiempo. Tan sólo los ejemplares jóvenes viven aislados, puesto que esta especie es estrictamente monógama. Al contrario de lo que hace el resto de los córvidos, el cuervo nunca se congrega en bandadas con otras especies. Además, es de condición muy tímida y asustadiza. Si una persona se aproxima a su nido, abandona en el acto la puesta o los polluelos, para regresar luego con toda cautela.

Su vuelo es muy elegante, rectilíneo o casi rectilíneo. Aletea a menudo y describe en el aire bellísimas vueltas, mientras mantiene la cola y las alas extendidas. sobrevuela los valles a gran altura, en tanto que en la montaña le agrada volar muy bajo, a ras del suelo. En éste, mantiene la parte anterior del cuerpo más alta que la posterior y baja la cabeza a cada paso, doblando el cuerpo a derecha e izquierda. Su plumaje es tan liso que el cuerpo parece fundido en una sola pieza: en efecto, las plumas de la cabeza y del cuello sólo se enderezan cuando el pájaro se halla en estado de gran excitación.

Se trata de un animal muy dañino en toda circunstancia y ocasión, y no se explica, por tanto, el tratamiento especial de que le ha hecho objeto el hombre en diversas épocas. Aún hoy, por ejemplo, los árabes lo creen inmortal y casi llegan a rendirle culto; jamás osarían intentar cualquier acto agresivo contra el cuervo.

Alimentación
Difícilmente se puede encontrar un pájaro que merezca a más justo título que este la definición de omnívoro. Cabe afirmar que el cuervo se nutre de todo cuanto puede constituir alimento: consume toda clase de sustancias vegetales y, al mismo tiempo, es un encarnizado depredador, que se lanza sin vacilar contra mamíferos y pájaros que le superan notablemente en dimensiones. En las estepas asiáticas, por ejemplo, se abate sobre los camellos heridos, arrancándoles la carne a picotazos, e incluso se aventura con frecuencia en los corrales domésticos, disputando a perros y gatos su pitanza. En verano acecha a los peces a lo largo de las playas. Reunido en pequeños grupos, vuela tras de las águilas, con objeto de aprovechar los restos de las rapiñas que efectúan estas rapaces. Si encuentra algún congénere enfermo o muerto, o un polluelo de su especie caído del nido, los devora sin vacilar.

Allí donde abundan los cuerpos de animales muertos, nunca faltan los cuervos, e incluso en antiguos escritos, como el Viejo Testamento, se cita ya este hecho. Tampoco es raro que devore la carne de los cadáveres de seres humanos.

Reproducción
Durante el período de celo, los machos luchan furiosamente entre sí para emparejarse con las hembras. La reproducción tiene lugar bastante pronto, por cuanto la función nidificadora suele cumplirse en febrero, mientras que la puesta se efectúa a primeros de marzo. Por lo común, los nidos se hallan en abruptos roquedales o en las ramas más altas de los árboles, es decir, en lugares prácticamente inaccesibles. La base está formada por ramitas cortas, pero de cierto grosor, y la parte central, de filamentos vegetales, hierba y lana. Las parejas restauran los nidos que emplearon en ocasiones anteriores, con el fin de volverlos a utilizar. La especie es monógama en el sentido más estricto de la palabra, puesto que la unión conyugal se mantiene de por vida. Cada pareja de cuervos se asienta en un territorio propio bastante extenso, del cual ya no se aleja prácticamente nunca en lo sucesivo.

La puesta se compone de cinco o seis huevos de color verde, con manchas pardas y grises. Los progenitores alimentan la prole con lombrices, insectos, ratones, pajarillos, huevos y carne putrefacta. Los pequeños son de una voracidad insaciable. Los padres denotan siempre gran afecto por los polluelos.

Se ha observado que cuando los individuos adultos no se atreven a volver al nido, sea por el motivo que fuere, nutren a los polluelos dejando caer desde lo alto el alimento. Si la primera puesta se malogra, la hembra procede a efectuar otra; en cambio, si los pequeños han sido robados del nido, ese año no se produce una segunda incubación. Si las circunstancias son favorables, las crías abandonan el nido a fines de mayo o principios de junio, aunque hasta agosto (principios de otoño) no empiezan a hacer vida independiente.

El cuervo y el hombre
Si se le captura joven, el cuervo se domestica con facilidad; por su parte, los ejemplares adultos acaban también por acostumbrarse a la jaula.

A este pájaro se le puede educar casi como si de un perro se tratase, e incluso aprende a atacar a otros animales y a personas. Es capaz de realizar, además, juegos y ejercicios muy curiosos. Se pasea por los corrales y vuelve a la jaula a determinadas horas, aunque nunca pierde la costumbre de robar y esconder su botín. Mata a las aves domésticas, picotea a veces los pies de las personas y puede representar un peligro para los niños. Entabla con facilidad buenas relaciones con perros, caballos y bueyes. Aprende a repetir varias palabras, a ladrar como un perro, reír, etc. En resumen, es capaz de imitar los sonidos más dispares y de comportarse de muy variados modos.

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